A inicios de su carrera en los años sesenta, Downey se interesó por el arte cinético y la tecnología; sus dibujos tempranos pronto dieron paso a instalaciones y esculturas electrónicas que involucraban la participación activa del espectador.
En ese momento, el video comenzaba a ser utilizado por algunos artistas que vieron en el medio un enorme potencial. Downey comenzó a experimentar con el video desde muy temprano, y hoy es considerado uno de los pioneros de un medio que en ese momento se descubría a sí mismo.
Formado como arquitecto, Downey también se interesó mucho en ideas relativas a la arquitectura sustentable y realizó dibujos y proyectos para edificios y ciudades que promovían el flujo de energía entre la naturaleza y las estructuras construidas por el hombre.
(Introducción Catálogo Telefónica 2010. Julieta González)
En una pequeña caja con una pantalla que hay en el suelo están las fotocélulas. Cuando alguien proyecta una sombra sobre esta pantalla, las fotocélulas activan las luces correspondientes en la pantalla mural más grande, iluminando una versión amplificada de la sombra. La escultura produce así una inversión del fenómeno natural de la sombra.
Downey colocó siete instrumentos de medición en varias instituciones culturales (un contador geiger para medir la radiación, una célula fotoeléctrica para responder a los cambios de luz, un micrófono para transmitir los sonidos de la calle, etc) La información de estos instrumentos era alimentada a través de un oscilador, el cual generaba sonidos electrónicos que podían ser escuchados en el lugar mismo o por la radio.
Una ampliación del concepto anterior fue utilizada en este proyecto que transmitía las señales de distintas energías vía satélite desde Chile, para producir música en Nueva York.
Pulsando los interruptores o tocando dos platos al mismo tiempo, una persona puede grabar música electrónica que más tarde será reproducida. También se creará música cuando un grupo de personas a cada extremo de la cadena toque uno de los dos platos.
Es una de esas esculturas cinéticas que resultan ser mágicas. Un par de asientos inflados latiendo al ritmo de la respiración y el pulso de Downey, puedes llegar a sentirlo y oírlo, viviendo y respirando, sin tener idea de su aspecto, es como estar dentro del cuerpo de otra persona.
Ya que el centro de la Tierra es una bola de fuego, el suelo que pisamos está siempre en movimiento. Los cambios internos generan temblores en la corteza exterior. Las vibraciones del edificio son detectadas por un sismómetro y amplificadas en temblores más intensos en la plataforma donde el público camina.
Esta obra contienes dos posibles situaciones.
Situación normal: La escultura Nº 1 es sensible a cuatro tipos de energía externa, la desintegración atómica de los rayos cósmicos, las ondas de radio del vecindario, las ondas de radio de los aviones y las ondas de radar. También es sensible a su propio calor. Cuando está presente alguna de estas formas de energía, activará un tono en un órgano electrónico. De vez en cuando estarán presentes las cinco energías y activarán los cinco tonos. La música así creada no se oirá, pero le será transmitida a la escultura Nº 2. Esta recibe y amplifica la música creada por las energías en el escultura Nº 1.
Situación anormal: Si la escultura Nº 1 no transmite ninguna música, la escultura Nº 2 le enviará una señal de radio que activa su órgano electrónico. La música creada así es transmitida a la escultura Nº 2.
Tres intérpretes están sentados en los tres vértices de un gran triángulo, cuyos lados están formados por rayos láser. Cada intérprete lleva la cara pintada de blanco y está provisto de: un rayo láser para la transmisión de la voz, un proyector de películas se Súper-8, un receptor láser de voz un espejo pequeño y material de video.
De forma continuada se proyectan películas de las cabezas de los intérpretes sobre las caras blancas empleadas como pantallas, mientras ven sobre los espejos su transformación en otros intérpretes. Los rayos láser transmiten sus voces y son invisibles hasta que se produce niebla dentro de la sala. Las tres caras son grabadas en video durante una media hora. Cuando los intérpretes se marchan, son sustituidos por tres monitores de video que reproducen las transfiguraciones de los intérpretes y sus conversaciones.
Consiste en un ambiente natural creado mediante luz artificial. En un lado de la sala instaló varias colmenas de abejas sobre una capa de tierra y flores, y dispuso una iluminación de luces infrarrojas y focos ultravioletas. Enfrente instaló dos monitores sobre una superficie similar.
Uno de ellos mostraba imágenes de las abejas volando y el otro, imágenes de las abejas trabajando en el panal. Ambas eran transmitidas por dos cámaras de video mediante un circuito cerrado de televisión. En el tiempo que duró la exhibición se comprobó que las abejas no sólo aceptaron este ambiente artificial, sino que elaboraron miel. Downey creó así un sistema de vida que respondía a la ecuación luz eléctrica + agua +tierra —»flores —»abejas—»miel, un sistema de comunicación natural que actuaba de metáfora reflejado en su intrínseco sistema de feedback (retroalimentación).
Esta Video Performance en relación a la “percepción, la comunicación y la concienciación”, consiste en 9 personas en meditación, sentados de espalda al público y frente a la pared. Están provistos de audífonos para aislarlos del ruido. Los intérpretes escuchan en sus audífonos fragmentos de los Diálogos de Platón e intentaban convertir sus ondas alfa en impulsos eléctricos. Al mismo tiempo las sombras del público se reflejaban en la pared frente a los intérpretes cuyas caras meditando eran, a su vez, mostradas al público en monitores conectados a un circuito cerrado de televisión.
Juan Downey al establecer un paralelismo entre algunos textos de Platón y la cámara de video, trasladó y actualizó un modelo clásico del pensamiento estético, tal como el mito de la caverna, mediante el uso de las nuevas tecnologías. La caverna de Platón era así definida de un modo electrónico puesto que la performance o instalación interactiva no solo aislaba al público de los intérpretes sino que ilustraba la antagónica separación existente entre ellos, además de cuestionar el tema de la ilusión y la representación platónica en el arte.
Sus proyectos arquitectónicos se ven encaminados hacia la definición de una “arquitectura invisible” (energética), elástica (orgánica) y ecológica, que permita un amplio campo de presencia subjetiva en los ambientes construidos por el hombre. En la búsqueda de un espacio humano, frente al espacio funcional dominante, Downey extiende sus investigaciones a núcleos urbanos específicos, sometidos a profundos procesos de cambio.
Uno de los dibujos realizados para participar, por invitación del director del CAM, en la posible ampliación del museo.
Sus proyectos arquitectónicos se ven encaminados hacia la definición de una “arquitectura invisible” (energética), elástica (orgánica) y ecológica, que permita un amplio campo de presencia subjetiva en los ambientes construidos por el hombre. En la búsqueda de un espacio humano, frente al espacio funcional dominante, Downey extiende sus investigaciones a núcleos urbanos específicos, sometidos a profundos procesos de cambio.
Uno de los dibujos realizados para participar, por invitación del director del CAM, en la posible ampliación del museo.
1975 Pastel, acrílico, tinta y collage sobre cartón. Participación en un concurso internacional de viviendas para urbanizar la zona entre Queens y Manhattan en Nueva York.
Proyecto de casa en la playa (también Casa Quintero), considera un molino de viento que transmite energía a los diferentes ámbitos de la casa destinados a higiene, comida, reuniones familiares, etc. En la parte inferior del eje del molino se constituye una pirámide subterránea sobre una plataforma acuífera, con las proporciones de la pirámide Keops, que es un espacio de meditación.
Accesos Directos